domingo, 19 de abril de 2015

LOS DIEZ MANDAMIENTOS DEL KUNG-FU



Los siguientes mandamientos se le atribuyen al monje Chueh Yuan, sacerdote del templo shaolín, quien vivió durante la dinastía Ming, a principios del siglo XVI.


  1. Un practicante debe entrenar sin interrupción.
  2. El kung fu debe ser empleado únicamente para la legítima defensa propia.
  3. El practicante debe mostrar cortesía y prudencia a todos los profesores y ancianos.
  4. Un practicante siempre debe ser bondadoso, honesto y amigable con todos sus colegas.
  5. Durante un viaje, el practicante debe abstenerse de exhibir su arte al pueblo común; incluso, hasta rechazar desafíos.
  6. Un practicante nunca debe ser belicoso.
  7. Un practicante jamás debe probar la carne y el vino.
  8. No puede ser permitido el deseo sexual.
  9. El arte no debe ser enseñado imprudentemente a los no budistas, para evitar daños. Puede enseñarse solo a quien sea noble y misericordioso.
  10. Un practicante debe evitar la agresividad, la codicia y la jactancia.



lunes, 6 de abril de 2015

Historia de los Katas y las Formas

WEB MARCIAL 




El Portal de las Artes Marciales








Historia de los Katas y las Formas en las Artes Marciales
Los Katas (versión okinawense/japonesa), Tao o Kuen en Kung Fu, Punsé o Hyong en Taekwondo, Quyen en Viet Vo Dao, o simplemente llamadas "formas" son un método de aprendizaje, entrenamiento y expresión marcial que podemos encontrar igualmente en la mayoría de las artes marciales orientales. Su origen suele ser confuso, oscuro y diverso, pero a menudo coinciden varios factores.



Algunas formas muy antiguas están relacionadas con bailes guerreros; de hecho, ciertas artes (como el Muay Thai tailandés, el Varma Kalai hindú, Capoeira brasileña, etc.) aún conservan la música para acompañar la ejecución de formas. Esto tiene su lógica, pues como las danzas, las formas son una sucesión de pasos y movimientos predeterminados con ritmo propio. Numerosos antropólogos señalan incluso que el baile sería una codificación estética y ritual de escenas de caza y combate. Con el tiempo fue perdiendo su dimensión marcial y quedándose en un modo de expresión social y artística. Las formas habrían conservado, sin embargo, ese origen marcial que ha perdido el baile. 

Pero, sin entrar en conjeturas antropológicas, cabe afirmar que muchas formas han nacido directamente como métodos de aprendizaje y entrenamiento marcial. En este caso, lo orígenes primigenios hay que buscarlos en China: durante la Dinastía Chow, entre el 400 y el 220 a.C., el imperio se atomizó en innumerables belicosos reinos, en constante pugna por someter a los vecinos. Los alistamientos forzosos de campesinos estaban a la orden del día, y había que dotarles aceleradamente de formación militar. Los expertos marciales comenzaron a codificar las técnicas para poder transmitirlas de manera masiva y rápida. Aunque aún muy primitivos, estos encadenamientos de técnicas son posiblemente el primer embrión de muchas formas actuales. En una época además en la que la mayoría de la gente era analfabeta, la mejor manera de transmitir enseñanzas marciales era mediante su codificación en movimientos que los alumnos pudieran memorizar.




Existe, por otro lado, una versión muy difundida sobre el origen de las formas, según la cual éstas surgieron debido a la clandestinidad en la que se desarrollaron muchas artes marciales. En efecto, en numerosas ocasiones la primera medida de un regente en cuanto se hacía con el poder era la de prohibir a sus súbditos cualquier práctica y enseñanza marcial (o incluso la posesión de armas), para dificultar así posibles sublevaciones populares. Numerosos maestros tenían entonces que pasar a la clandestinidad y enseñar y entrenar en secreto. Las formas, disimuladas como extrañas danzas, eran pues una buena manera de practicar sin levantar demasiadas sospechas. La idea era codificar y concentrar todo el arte en una serie de secuencias de movimientos, relativamente fáciles de memorizar, pero que requerían años de práctica gradual y asidua para que el estilo fuera descubriendo sus secretos y dando frutos.

Los Katas del Kárate también tienen historia propia. Las islas de Okinawa, de donde procede este arte, están situadas entre China y Japón, disputándose ambos imperios su dominio. Entre los siglos XII y XVII, Okinawa estaba estrechamente vinculada a China, y fue entonces cuando fueron introduciéndose numerosos estilos de Kung Fu, de la mano de comerciantes e inmigrantes chinos. Estilos que se mezclaron con un arte marcial autóctono conocido como Te (Mano) u Okinawa-Te. Aunque la posesión de armas y las artes marciales estuvieron oficialmente prohibidas durante siglos (prácticamente desde el XIII hasta 1868, cuando se abolió oficialmente la prohibición) para el pueblo llano (que no para la nobleza okinawense, que solía dotarse de una amplia formación marcial), resultaba sin embargo muy difícil aplicar esta medida, y la práctica marcial siguió floreciendo. Concretamente, en forma de tres escuelas: Naha-Te, Shuri-Te y Tomari-Te (practicadas respectivamente en las ciudades de Naha, Shuri y Tomari). Contrariamente a lo que se suele plantear, la prohibición no era demasiado rigurosa; no afectaba a todos los okinawenses, sino sólo al pueblo llano, y tampoco fue impuesta por invasores (chinos o japoneses), sino por la misma nobleza autóctona.




No se guarda de esta época remota ningún rastro de Katas, aunque posiblemente se practicaran en forma de bailes rituales y de adaptaciones de los Taos del Kung Fu. La invasión japonesa del siglo XVII, por su parte, aportó nuevas influencias marciales.

Por estas mismas fechas desembarcó en Okinawa un comerciante chino llamado Kusanku, que era un gran experto en Kung Fu de Shaolin. Enseño el estilo a numerosos okinawenses expertos en Te, los cuales, años mas tarde (hacia principios del XIX), crearon el primer Kata de Kárate del que tenemos noticia: el bautizado como Kata Kusanku (también conocido como Kanku o Kosokun, aún practicado en muchos estilos).

Pocos años después se crearon dos más, de los que nada se ha conservado, excepto el nombre de uno de ellos: Channa (el cual se sospecha es la base de los actuales Katas Pinan). Otro Kata de gran antigüedad es el famoso Sanchin, cuyo origen es bastante confuso; por un lado parece una adaptación de un ejercicio de respiración y de cultivo de energía interna del Chi Kung chino, pero también guarda bastantes similitudes con una vieja danza okinawense. En cualquier caso, se sabe que antes se practicaba con las manos abiertas. Algo similar ocurre con otro Kata llamado Gojushiho (también conocido como Useishi).

Pero salvo estas excepciones, parece ser que la gran mayoría de los Katas practicados hoy en día por las numerosas escuelas de Kárate, (que se pueden contar por centenares), proceden de 22 formas en su mayoría adaptadas hace poco más de 100 años de Taos y Kuens chinos (muchos poseen varios nombres, según el estilo que los practique). De estos Katas, nueve: Saifa, Seisan, Seipai, Seienchin (Saipa), Shisochin, Kururunfa, Suparumpei, Naifanchi (Tekki), procedían del Naha-Te; el estilo actual que los ha conservado con mayor fidelidad a su forma original china es el Uechi Ryu. Del Shuri-Te procedían el Pasai (Bassai) y Chinte; del Tomari-Te el Unsu, Niseishi (Nijushiho) y Sochin, y como Katas comunes a ambas escuelas: Jion, Jitte, Jiin, Rohai (Lorei), Wankan (Matsukase), Wanshu (nombre de un maestro chino de Kung Fu, también conocido como Empi) y Chinto (Gankaku).

Algunos maestros desarrollaron una labor fundamental en la adaptación y creación de los Katas. El maestro Sokon Matsumura (creador del actual estilo Shorin Ryu: "Shorin" es una japonización del nombre "Shaolin") dividió el Kata Rohai en 3 formas: Sho, Ni y San. Su alumno, el legendario Itosu, fue encargado en 1905 por el gobierno japonés de adaptar la enseñanza del Kárate para los institutos públicos okinawenses. Itosu se dio cuenta de que los Katas existentes eran demasiado complejos y avanzados para ser enseñados a principiantes (especialmente si eran muy jóvenes), por lo que creó los 5 Katas introductorios Pinan (también conocidos como Heian), basándose en técnicas extraídas del Kusanku, Passai, Chinto; Jion y sobre todo posiblemente del desaparecido Channa. Hoy en día son la base de la mayoría de los estilos de Kárate tradicional. También modificó el Kata Seisan, dando lugar a una forma conocida en Wado Ryu como Seihan y en Shotokan como Hangetsu. Gichin Funakoshi, alumno de Itosu y fundador del estilo Shotokan, creó a su vez en los años 20 los 3 Katas básicos Taikyoku y los Ten no Kata. Chojun Miyagi, fundador del estilo Goju Ryu (muy influenciado por el Naha-Te), creó en los años 30 los 2 Katas introductorios Gekisai.




Numerosos Katas aún guardan muchas raíces chinas: Rohai (que significa "Visión de una grulla") contiene numerosas técnicas del Estilo Grulla Blanca de Kung Fu. Chinte es una aplicación del Tienhsue chino (ataque a puntos vitales). Tensho es una simplificación del Tao chino Rokishu, del estilo Tang Lang (de la Mantis). Y un largo etcétera.

En sus comienzos, los Katas se practicaban de manera bastante diferente a la actual. No existía, para empezar, una única versión oficial de un Kata, sino que cada maestro lo ejecutaba y lo enseñaba un poco a su manera. Más que repetir Katas, el objetivo era interpretarlos. Lo importante no era, pues, tanto la forma como el espíritu y el sentido de cada Kata. Se priorizaba la concentración, la fluidez, la serenidad sobre la potencia. Las posturas eran mucho más altas y relajadas (más naturales); lo cual no tiene nada que ver, por lo menos en su gran mayoría, con lo que se realiza hoy en día, donde se exagera muchísimo los movimientos, las patadas se lanzan cada vez más altas, etc. Esto ocurre sobre todo en la nueva modalidad de Kata artística.*

(*) Tomado de: Jalain, E. (2001-4). Breve historia de los Katas y de las Formas en las Artes Marciales. Dojo, 16-18