domingo, 24 de mayo de 2015

Ninjutsu y Defensa Personal

Las 5 vías defensivas del Ninja en el siglo XXI

Desde hace siglo el Ninjutsu, como otras artes marciales orientales, se ha inspirado en la observación de la Naturaleza para desarrollar sus estrategias y técnicas marciales. Un principio básico aplicado a la defensa personal es el de la espontaneidad. Es decir, las respuestas ante una agresión han de surgir y fluir instintivamente, pues son situaciones en las que no suele haber tiempo para pensar. Por ello, cuanto más naturales sean las estrategias y técnicas, más fácil será incorporarlas a nuestros instintos defensivos.
La filosofía oriental concibe la Naturaleza como la combinación dinámica de 5 elementos básicos: tierra (chi), agua (sui), fuego (ka), viento (fu) y vacío (ku). Éstos son los principios cosmogénicos (de creación del cosmos), por lo que constituyen la base de cualquier fenómeno natural. Partiendo de esta concepción, la respuesta más natural ante una agresión será la que se base en alguno de estos cinco elementos (o en varios). Es lo que se conoce como "las vías Godai" o "los comportamientos Godai"; es decir, la orientación de la conducta y respuestas del ninja (no sólo en términos técnicos, sino sobre todo estratégicos, psicológicos, emocionales) en función del elemento que mejor se adapte a cada situación concreta. El Godai se podría resumir según la siguiente sentencia oriental: "Sólido como la Tierra, fluido como el Agua, arrasador como el Fuego, intocable como el Viento, en todas partes y en ninguna, como el Vacío". 


La "vía Chi" o "Tierra" se basa en la estabilidad, el peso, la dureza. La "psicología Tierra" es la de la montaña, la del adulto mayor que sujeta a su hijo o hermano menor por la cabeza, mientras éste se debate braceando e intentando golpearle. Se trata de la actitud y del control del que se sabe superior, y lo demuestra con un comportamiento tranquilo pero contundente.
A nivel técnico remite a técnicas verticales, como golpes-martillo, "de arriba hacia abajo", aplastantes; o bien técnicas en las que se utilice la estabilidad y el peso del cuerpo como factores clave (derribos, barridos, desequilibrios, inmovilizaciones). Son técnicas que se aplican doblando levemente las rodillas y abriendo un poco el compás de piernas, para bajar el centro de gravedad del cuerpo y ganar en estabilidad, cargando el peso en los muslos y en los talones. En lo estratégico, la "vía de la Tierra" es ideal ante un adversario más bajo o de menor peso. Las distancias idóneas para aplicar estas técnicas son la corta y el combate en el suelo. Los practicantes de Judo y de Jiujitsu suelen ser auténticos expertos en la "vía Tierra".


La "vía Sui" o "Agua" es la de la adaptabilidad, la fluidez, la evasión. Psicológicamente se trata de huir para volver, como una ola, de plegarse y súbitamente desplegarse descolocando y sorprendiendo al agresor. La actitud ha de ser inquieta, atenta, sensible.
Se materializa mediante técnicas flexibles y evasivas, de amago, esquiva y contrataque. Parece que el cuerpo cede al ataque, pero en realidad acaba proyectando, desequilibrando o interceptando al rival. 
El movimiento se hace sinuoso, continuo, trazando zigzags, desplazándose en lateral, retrocediendo y volviendo como un muelle. El peso y el equilibrio se asientan en la parte baja del abdomen. Los golpes se suceden y encadenan con fluidez, sin abandonar el vaivén propio del agua. Prima la potencia explosiva, las técnicas flexibles pero dañinas como un látigo. 
Es la estrategia ideal ante un adversario más grande y fuerte, que no es recomendable enfrentar directamente.

"Agua": se trata de huir para volver, como una ola, de plegarse y súbitamente desplegarse descolocando y sorprendiendo al agresor.


La "vía Ka" o "Fuego" es arrasadora. Se basa en la agresividad, en la máxima: "La mejor defensa es el ataque". Una actitud intimidatoria, rebosante de seguridad, determinación y de arrojo. A nivel técnico gira en torno a la anticipación, la intercepción, los ataques directos, la penetración en la guardia del agresor. Hay que desbordar al rival, no dejarle pensar ni replicar, literalmente atropellarlo, desencadenar sobre él una lluvia de golpes directos y certeros.
Aquí no hay técnicas de evasión o distracción; cada movimiento debe buscar hacer daño al agresor. Los desplazamientos con como los del fuego: siempre en avance, comiendo terreno y consumiendo al rival. Los puñetazos recorren la línea central del cuerpo, partiendo desde el plexo solar, como si el peso del cuerpo se lanzara hacia el pecho y hacia delante. Las patadas idóneas serán las frontales o laterales. La potencia ha de ser penetrante: golpes secos y arrasadores.

"Fuego": hay que desbordar al rival, no dejarle pensar ni replicar, literalmente atropellarlo, desencadenar sobre él una lluvia de golpes directos y certeros.


La "vía Fu" o "Viento" gira en torno a la sabiduría y la armonía. Consiste en evitar la agresión sin dañar al rival, simplemente anulando sus ataques. Es la vía de la no-resistencia, de la no-violencia. Como el viento, el practicante se hace intocable, nunca está donde llegan los golpes. Para ello se han de usar movimientos circulares y técnicas envolventes, que controlen al rival desviando su energía dañina, redirigiéndola para que se agote sin encontrar resistencia. Esto exige una visión de combate y una movilidad especialmente armoniosas. El viento golpea pero no podemos golpearlo, empuja pero no podemos atraparlo.
Los desplazamientos se hacen circulares, rotando sobre nuestro propio eje para evitar los golpes sin retroceder, de manera que mediante agarres, empujones o luxaciones logremos controlar y dirigir al rival.
Los movimientos han de ser suaves, sin grandes despilfarros de energía, pues en realidad el secreto de estas técnicas consiste en hacerse con la energía del rival. La "vía Fu", aunque exige gran pericia, es ideal para gente mayor o muy pacífica, pues con poco esfuerzo y sin necesidad de agresividad ni violencia se pueden resolver situaciones comprometidas.
Los practicantes de Aikido son verdaderos maestros en aplicar esta vía defensiva. 

Finalmente, la "vía Ku" o "Vacío" es muy diferente a las otras cuatro, pues no es una estrategia más sino el elemento que articula y combina las cuatro vías comentadas. En efecto, no suelen darse por ejemplo "situaciones únicamente Ka" (en las cuales seamos capaces de desbordar en todo momento al agresor), ni "practicantes Fu puros" (capaces de controlar armoniosamente todos los elementos de una agresión), así que lo natural es que se deban combinar y mezclar en un mismo combate varias de las estrategias Godai. Aquí entra el concepto de Vacío, es decir, de lo indeterminado pero omnipresente, que todo lo abarca pero no se fija en ninguna parte. 
El vacío envuelve el universo, conforma el cosmos, pero está también entre los átomos que todo lo forman. Es invisible pero está en todas partes (y en ninguna), es lo más grande y lo más pequeño a la vez. El vacío es la nada y, paradójicamente, lo es todo. Así, el elemento Ku comprende los otros cuatro elementos, sin ser ninguno de ellos ni la suma de los mismos.
Entramos aquí en un concepto típicamente oriental, y por lo tanto contradictorio y difícil de entender para la mentalidad occidental, práctica y materialista donde las haya. Traducido en términos más concretos y aplicables a las artes marciales, el Vacío es el no estar limitados por ningún plan, comportamiento o reacción preconcebidos. 
Es la espontaneidad marcial, la respuesta intuitiva. Desde el Vacío (la no-forma, la no-vía, el no-límite) se articula sin esfuerzo ni reflexión la defensa idónea, ya sea Chi, Sui, Ka o Fu, o más bien una combinación de todas ellas.
El Vacío es esa experiencia que todos hemos tenido alguna vez, en situaciones-límite de apariencia irresoluble, cuando la tensión llega a su punto álgido y de repente nos invade una inmensa tranquilidad y clarividencia.
La situación se ha resuelto y apenas somos capaces de explicar cómo. Hemos experimentado un fugaz momento de Vacío: el conflicto, el miedo, la reflexión desaparecen y dejan paso a la acción intuitiva y creativa. Eso que cualquiera puede experimentar accidentalmente por unos segundos es lo que muchas artes marciales orientales, como el Ninjutsu, pretenden llegar a controlar.
Todo practicante marcial puede destacar en una o varias de las cuatro primeras estrategias Godai, pero sólo un gran Maestro es capaz de controlar la quinta, de llenarse de Vacío.*

(*) Tomado de: Jalain, E. (2001-4). Ninjutsu y Defensa Personal Las 5 vías defensivas del Ninja en el siglo XXI. Dojo, 10-13.






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