jueves, 28 de mayo de 2015

Entrenamiento: Montar un gimnasio en casa

Ventajas de los pesos libres

Proporcionalmente, es mayor el número de deportistas que utilizan pesos libres, ya sean barras o mancuernas, en sus entrenamientos caseros. Primero, porque requieren poco espacio para trabajar con ellos, y pueden guardarse en cualquier rincón. Si nos adentramos un poco más en las características del entrenamiento con pesos libres, podemos afirmar que sus ventajas, siempre que ejecutemos los movimientos correctamente, serán las siguientes:

Los pesos libres incrementan el desarrollo de las habilidades motrices del sujeto y estimulan un mayor número de fibras que las máquinas. La simetría de las palancas varía en cada persona, por lo que el uso de los pesos libres se adecua a cada uno de modo flexible, favoreciendo la adaptación al ejercicio. Además, hay pruebas de que estos útiles proporcionan un mayor desarrollo muscular y más fuerza que los aparatos. Con unos buenos conocimientos de Kinesiología del ejercicio, se puede modificar el estrés que recibe cada zona, con sólo cambiar la posición del banco, el ángulo de nuestras palancas o el recorrido de las barras o mancuernas. Es muy fácil modificar el tipo de contracción usando pesos libres: podemos ejercitar la fase excéntrica, concéntrica o incluso trabajar de modo isométrico con más facilidad que si utilizáramos aparatos, con el beneficio que esto puede significar para nuestro desarrollo muscular.


Hay muchas ventajas reservadas al entrenamiento casero de las que carecen los centros deportivos y que, si son aprovechadas, pueden hacer que se mejore más rápido y se sienta más cómodo que en un gimnasio. 
En primer lugar, ya no se puede decir que no se ha entrenado por no tener ganar de acudir al gimnasio, porque ya se tiene muy cerca; se puede elegir el horario que más convenga para el entrenamiento. La privacidad es muy importante, sobre todo para lo que no se encuentran en un principio a gusto con su imagen y no quieran exhibirla en público; la concentración será máxima durante el tiempo que se le dedique a la actividad, ya que nadie distraerá; además, se puede elegir la música que más guste sin tener que esperar la aprobación de los otros socios, y no se tendrá que ir secando el sudor ajeno en cada uno de los aparatos utilizados.

No hay problemas de espacio: un equipo básico, con una barra y dos mancuernas, se puede guardar en cualquier armario de la casa.

El mantenimiento de los aparatos será imprescindible, con el objeto de reducir los riesgos al mínimo.

Como norma general, es necesario tener siempre presentes unas recomendaciones básicas para que la rutina sea ejecutada sin riesgos. En el caso de que se utilicen pesos libres, será aconsejable contar con unos conocimientos adecuados de educación física, con el fin de realizar correctamente los ejercicios. También será imprescindible, sin importar cuál sea la edad, hacerse un chequeo médico previo, para evitar posibles complicaciones posteriores. Es recomendable fijarse unos objetivos y construir un plan de entrenamiento a la medida de cada uno.
El aspecto más negativo de este entrenamiento es la soledad, que, en algunos casos, puede desembocar en una desmotivación progresiva y abandono de la actividad. La mejor forma de terminar con el problema es encontrar un compañero con un nivel semejante para que acompañe en la tarea o, en su defecto, contratar los servicios de un entrenador personal.

PONIENDO TODO EN MARCHA
A veces, si el presupuesto que se maneja es limitado, una mala elección de los accesorios y materiales de nuestra sala de ejercicio puede frenar nuestros progresos, por lo que es esencial conocer cuáles son los elementos imprescindibles y cuáles son los que se pueden ir incorporando con el paso del tiempo. A continuación se enumeran los componentes básicos con los que todo equipo casero debe contar. 
Tu gimnasio deberá poseer, como mínimo, un juego de mancuernas y una barra ajustable, junto a 40 kilogramos de peso en discos y un banco plegable con soporte para press de banca; una colchoneta; un lazo para saltar; un cinturón, y unos guantes. La siguiente adquisición útil para completar tu equipo será una máquina destinada al trabajo cardiovascular, como una bicicleta estática o un pequeño step, sobre todo en aquellos casos en los que no sea posible disfrutar de una actividad aeróbica en las inmediaciones del edificio. El tercer paso, siempre que el espacio y el poder adquisitivo lo permita, consistirá en la incorporación de una pequeña multiestación. Aunque algunos deportistas prefieran contar desde el principio con una máquina o multiestación de ejercicios múltiples, no debes prescindir de los pesos libres. Está plenamente demostrado que los mayores beneficios se obtienen alternando los dos tipos de aparatos mencionados.
Como recomendación, debes recordar que siempre que hagas ejercicio, aunque sea en la casa, será necesario calentar, estirar y descalentar correctamente. Es aconsejable que, con el fin de evitar riesgos, se utilicen pesos manejables durante las sesiones en solitario, sobre todo en ejercicios comprometidos, como el press de banca, ya que un fallo muscular podría dar lugar a una situación complicada. En casa nadie cuidará ni limpiará los equipos, por lo que, si se descuida su mantenimiento, el deterioro será mayor que en un gimnasio. Un equipo en mal estado siempre implica riesgos; sería una pena sufrir un accidente por no haber tenido en cuenta estos consejos.

Aparatos caseros y multiestaciones

Algunos atletas prefieren incorporar aparatos a sus gimnasios caseros. Son muy pocos los que adquieren máquinas convencionales, propias de un gimnasio, con las que sólo es posible ejecutar un ejercicio determinado. Por el contrario, hay más demanda de las llamadas multiestaciones, que, ocupando prácticamente el mismo espacio que los aparatos comentados con anterioridad, permiten practicar un número casi ilimitado de ejercicios. Analicemos los pros y los contras ligados a su uso.

Las máquinas son mucho más seguras que los pesos libres, sobre todo para los principiantes, ya que el peso siempre estará bajo control y la carga, es caso de que falles en una repetición, retornará siempre a la posición inicial. Pueden ser perfectas para desarrollar los primeros niveles de fuerza, cuando los pesos libres aún son intimidatorios para algunos. En el lado negativo, podemos mencionar que los movimientos en las máquinas se hacen siempre sobre planos fijos, de forma no natural (además, las palancas de cada individuo son diferentes), y se reduce el estímulo que reciben los músculos, por lo que los beneficios son inferiores. Hay estudios que demuestran que el entrenamiento con aparatos no alcanza los niveles de contracción máxima. Además, suelen estar siempre ceñidos al mismo patrón, por lo que es muy difícil modificar el estrés de una región muscular a otra, como hacemos con los pesos libres. Prácticamente ningún aparato convencional está diseñado para trabajar en la fase excéntrica o isométrica del ejercicio. La última de las desventajas y quizás la más importante va unida al tamaño de estos aparatos, que, aunque han reducido mucho sus dimensiones en los últimos años, necesitan un espacio permanente y relativamente grande dentro de nuestro hogar.


A veces es imprescindible la colaboración para evitar riesgos. Como en el press de hombro.

Si contamos con la ayuda de un compañero, podremos hacer los ejercicios con más seguridad.











miércoles, 27 de mayo de 2015

Filosofía: El Shinto

el shinto


La trascendencia de Inmanencia


El hombre ha sentido siempre la necesidad de marcar una frontera con el reino animal, esforzándose por ver en el lenguaje, en el vestido, o en la música, ese guiño divino que le elevaba sobre el resto de las criaturas. Se propone un viaje de varios meses al interior del alma humana para disfrutar de ese imaginario simbólico que hay detrás de cada creencia, para poder asimilar, precisamente, nuestra condición de animal en tránsito hacia un nuevo estado, más libre y completamente insospechado.


Puede que resulte demasiado ambicioso querer saber sobre nosotros mismos a partir del descubrimiento de los demás; pero ésa es, en parte, la intención que anima este artículo. Carl Gustav Jung ya localizó y describió magníficamente esa parte de nosotros que está presente también en el alma de los demás hombres, y que denominó inconsciente colectivo. Se diría que descansar nuestra mirada en el otro es como hacerlo delante de un espejo. De ahí que un hombre con la valentía necesaria para asomarse a su imagen sea un hombre que posibilita su acceso a otros muchos hombres, convirtiendo su antigua mirada endogámica en una nueva, inagotable y poliédrica mirada.
Ese ejercicio de descubrimiento es un ejercicio de acercamiento. Un acercamiento que, mostraban las películas de Bruce Lee, donde aquellos luchadores rezaban a dioses y se entregaban a una profunda devoción por sus antepasados. Aquel héroe japonés practicaba el shinto casi de la misma forma a como lo hacían los primeros héroes del Japón. Porque el shinto aparece antes que cualquier otro código, aventajando en cientos y cientos de años a cualquier otra plegaría; sin revelaciones, sin fundadores, siendo, ante todo, una religión natural.
Shintô significa literalmente "vía, o conducta, de los dioses". Una vía que cada cual frecuentaba prácticamente a su manera. Tanto era así, que los primeros revestimientos ceremoniales se desbarataban inmediatamente después de cada ceremonia. No hubo un intento de sistematización doctrinal hasta bien entrado el siglo XII, cuando aparece el shintô de Ise, atribuido a un liturgista de la familia Watarai. El shintô está emparentado directamente con el Primer Hombre, aquél que se veía obligado a luchar por la supervivencia sin descanso, y busca su trascendencia en la inmanencia del aquí y ahora, en la interconexión con la Naturaleza y en las fuerzas invisibles de la fecundidad y el crecimiento. Sólo más adelante, con la aparición del budismo, logra proyectar su espíritu hacia el más allá, hacia lo inasible y lo periférico, apoyándose en una experiencia vital arraigada en las prácticas chamánicas, en los ritos agrarios, en el culto a los antepasados y a un sinfín de Kami o dioses. La esencia animista de los primeros japoneses veía en los bosques, los lagos y las montañas a entidades divinas dignas de la más alta veneración; como también lo eran los pumas y las garzas, el viento y el rayo enrabietado. Los Kami también podían ser los señores de la guerra y los sabios del clan, elevados hasta lo más alto tras su muerte. Y todos ellos, con una naturaleza dual, un "espíritu de violencia" y un "espíritu de dulzura". Se acudía a ellos para solicitar tanto la protección a la comunidad de las catástrofes naturales, como la fortuna para una pareja de recién casados. Sólo había que ser aplicado y metódico en la virtud de la pureza, lo que conseguían con la ayuda de los ritos purificadores (Kiyome, Misogi), que se practicaban en beneficio propio o en el de alguien cercano.
El devenir del shintoismo es también el devenir del budismo, con el que se entrelazó, más o menos armoniosamente, a partir del siglo VI. El budismo triunfa muy pronto entre las capas sociales más influyentes de Japón, y obligan a los Kami a compartir su protagonismo con los budas, cuando no implica directamente su desaparición. Así, por ejemplo, el emperador Kôtobu ordena en el siglo VII acabar con los árboles sagrados del santuario de Ikukunidama sin que le temblara la voz. Se generan entonces mutuos recelos que parecen, sin embargo, diluirse en el olvido, y se abre una vía pacífica de convivencia sincrética shintô-budista elaborada por los monjes de Buda. Las divinidades budistas pueden tomar la apariencia de los Kami, y los grandes dioses nacionales se incorporan a su panteón. Pero el viaje en compañía no dura mucho. Este mestizaje divino se quiebra en el medievo, cuando algunas de las milenarias familias japonesas, como los Watarai, deciden desembarazarse de la colonización budista a toda costa. El impulso segregador es tal, que al final del periodo Edo (XIX), el shintô se encuentra unido a un nuevo socio, esta vez el neoconfucionismo (juka shintô), para volver a resurgir los anhelos depuradores al comienzo de la era Meiji (1868), coincidiendo con un momento de debilitamiento y corrupción budista. Para entonces las energías ya no dan mucho más de sí, y del titánico esfuerzo el shintô sale muy mal parado. Todos los esfuerzos que se habían realizado en el pasado por vertebrar con un cuerpo dogmático fuerte y poderoso el espíritu nacional japonés, finalizan con su división en dos facciones decididamente separadas: el "shintô de las sectas" (Kyôka shintô), la facción religiosa, y el "shintô del Estado" (Kokka shintô), la vertiente Iaica. Un resquebrajamiento que, a pesar de todo, no era lo peor. El gran enemigo estaba por llegar y nada se pudo hacer contra él, contra el progreso. Cuando la industrialización y la urbanización se abren paso a dentelladas, los ríos comienzan a emponzoñarse, los pumas a extinguirse y las montañas a ser profanadas por mastodónticas estaciones de esquí. Las estadísticas dicen que son más de ochenta los millones de japoneses de hoy que vuelven regularmente hacia los santuarios en busca de encantamientos y amuletos protectores.*

(*) Tomado de: Barrio, J. A. (2001-4). El Shinto La trascendencia de Inmanencia. Dojo, 34.
  


lunes, 25 de mayo de 2015

Filosofía: El Ying y el Yang

EL YIN/YANG Y SU APLICACIÓN EN LAS ARTES MARCIALES

La cultura oriental es tal vez una de las más antiguas de la humanidad, lo que explica su riqueza y complejidad. Cuando los europeos aún vestían pieles, en Oriente ya se cultivaban las artes y las ciencias. Incluso el combate y la guerra se convirtieron en arte. Desde hace milenios, las más variadas corrientes filosóficas orientales han impregnado la práctica marcial: Budismo, Taoísmo, Confucianismo, Sintoísmo. Pero el Yin/Yang es incluso anterior a todas estas corrientes; su origen se pierde en el tiempo y es uno de los conceptos básicos de todo el pensamiento oriental, aunque es sin duda el Taoísmo el que presta especial atención a este símbolo. Símbolo que podemos encontrarnos en artes marciales tradicionales y milenarias como el Tai Chi Chuan, y en artes modernas y revolucionarias como el Jeet Kune Do de Bruce Lee.
La mitad blanca del símbolo representa el Yang, es decir: lo exterior, superficial, duro, tenso, fuerte, material, seco, caliente, luminoso, positivo, activo, rápido, masculino, etc. La mitad negra representa el Yin, lo contrario y complementario: lo interior, profundo, blando, relajado, suave, abstracto, húmedo, frío, oscuro, negativo, pasivo, lento, femenino, etc. Pero el Yin y el Yang no se excluyen ni se rechazan, sino que se complementan.
Esto viene simbolizado en que ambos colores se integran en un solo símbolo, adoptando formas que se abrazan y se compenetran. Cada color tiene además en su centro un punto del color contrario, lo que da a entender que cualquier cosa de naturaleza Yin tiene en su interior el Yang, y viceversa. No hay Yin sin Yang ni Yang sin Yin: el uno siempre lleva la semilla del otro.
La interacción Yin/Yang es para el pensamiento oriental la génesis cósmica, el origen del mundo y de la vida. La alternancia entre los extremos es lo que genera el constante movimiento que anima el Cosmos, así como los ciclos vitales de la Naturaleza.
Así, el Yin y el Yang están en todas las cosas e ideas, y el uno no puede existir aislado del otro, pues de hecho el uno siempre se define con respecto al otro.
Cuando decimos que algo es rápido, lo valoramos con respecto a otras cosas que son más lentas, o menos rápidas. El pensamiento también funciona como el Yin/Yang, es decir, mediante comparaciones, oposiciones, contrastes y relaciones. En palabras de Lao Tsé, fundador del taoísmo: "El ser y la nada se engendran. Lo fácil y lo difícil se complementan. El largo y el corto se forman el uno por el otro. El alto y el bajo se tocan (...). El antes y el después se siguen" (extracto del "Tao Te King").
La teoría del Yin/Yang y el Taoísmo son mucho más que un producto cultural chino; son conceptos universales. Los volvemos a encontrar en otras culturas orientales bajo otros nombres: In y Ura (Yin) y Yo y Omote (Yang) en japonés, An (Yin) y Duong (Yang) en vietnamita. Pero no sólo en Oriente, sino que incluso en el pensamiento occidental podemos rastrear numerosos paralelismos con estos conceptos universales.
La dualidad Yin/Yang es la base de un razonamiento dialéctico, que ofrece similitudes con ciertas corrientes filosóficas occidentales (principalmente, el pensamiento de Hegel y la dialéctica marxista, con su teoría dinámica de tesis/antítesis). Por otro lado, los descubrimientos de la Física nos plantean la generación de energía a partir de la alternancia entre dos polos opuestos, uno negativo y otro positivo. Y la vida es energía. También la ciencia cibernética de Wiener se basa en la acción/reacción y en la oposición como medio para alcanzar el equilibrio de un sistema.
¿Cómo se pueden aplicar todas estas teorías filosóficas, místicas e intelectuales a algo tan concreto como las artes marciales?
Para empezar, la comprensión del Yin/Yang nos permite entender mejor la división que tradicionalmente se ha hecho de las artes marciales en China: Neijia o artes internas (en las que predomina el Yin), y Weijia o artes externas (en las que predomina el Yang). Las primeras se basan en un trabajo interno (respiración, desarrollo del Chi o energía interna, curación) y profundo (meditación, filosofía, misticismo), y suelen materializarse en movimientos suaves, flexibles, lentos y circulares. Algunos buenos ejemplos son ciertos estilos de origen taoísta: el Tai Chi Chuan, el Pa Gua, el Hsing I.
Las artes marciales externas, en cambio, se basan en la fuerza, la dureza, los movimientos rápidos y directos y un espíritu muy práctico (más materialista). En la actualidad, los mejores ejemplos de esta categoría marcial son los deportes de contacto (Boxeo, Full contact, Kick/Thai boxing, Savate).
Pero no olvidemos que todo elemento Yin tiene algo de Yang y viceversa. Así, la mayoría de los estilos marciales se sitúan entre ambos extremos, algunos más cerca del Yin (Aikido, Kendo), y otros más cerca del Yang (Taekwondo, Kárate, Wing Chun). Pero en cualquier caso, ningún estilo Yin carece de Yang (fuerza, rapidez, eficacia) y ningún estilo Yang carece de Yin (flexibilidad, filosofía). Como dijo un maestro taoísta: "Hay que buscar la vía de la mitad justa, para conocer los extremos".
La interacción Yin/Yang puede también aplicarse a la estrategia de combate. Por ejemplo, ante un contrincante muy fuerte, directo y agresivo (muy Yang), conviene aplicar estrategias Yin, es decir, movimientos circulares de evasión y esquiva (para cansarlo) y técnicas flexibles y envolventes (para desviar su energía y devolvérsela, como hacen en Aikido). Ante un contrincante muy Yin, es decir, ágil, flexible y huidizo, conviene aplicar estrategias Yang: tomar la iniciativa, desplazamientos directos para cortar sus huidas y acorralarlo, golpes rectos que resultan más difíciles de esquivar o parar. Ante un adversario más fuerte no hay que oponer nuestra fuerza, sino nuestra flexibilidad; ante un adversario más flexible y ágil, hay que ser directo.
Desde esta perspectiva, todo ataque es Yang y toda defensa, esquiva o preparación y finalización de ataque es Yin. Recordemos que el Yin siempre sigue al Yang y el Yang al Yin, lo que en términos marciales significa que justo antes (preparación del ataque) y después (retirada), el adversario está en Yin. Son esos momentos los propicios para complementar su Yin con nuestro Yang, es decir con un ataque de anticipación (antes) o con un contraataque (después).
Los artistas marciales más habilidosos son capaces de atacar y defender a la vez, ya sea con diferentes técnicas realizadas simultáneamente, o bien mediante técnicas de intercepción (golpes que se anticipan defendiendo a la vez que se ataca). Siguiendo la teoría del Yin/Yang, éstas son las técnicas superiores, pues son las únicas que logran armonizar en un solo movimiento y momento defensa y ataque, Yin y Yang. No en vano Bruce Lee bautizó a su sistema marcial Jeet Kune Do, es decir, "Camino del Golpe Interceptor", y escogió el símbolo del Yin/Yang para representarlo.
Como estamos viendo, la complementariedad Yin/Yang también está presente en numerosos conceptos técnicos. La fuerza (Yang) es efecto de la concentración muscular, pero la potencia sólo es posible si sabemos combinar la concentración (Yang) con la relajación y la flexibilidad (Yin). 
Un combatiente en constante tensión, rígido, es un combatiente con escasa potencia. Incluso la rapidez (en principio Yang) tan sólo es posible mediante la relajación muscular (Yin). La potencia explosiva es, de hecho, el resultado de la armoniosa combinación de relajación y flexibilidad (Yin) cuando se lanza el golpe y de tensión (Yang) en el momento del impacto.
Según los teóricos taoístas, la espiración es Yang y la inspiración, Yin. Por eso numerosas artes marciales recomiendan espirar el aire mientras se ataca o golpea (Yang), para proyectar así hacia el adversario la energía generada (lo que a veces provoca un kiai, o grito provocado por el aire al salir con fuerza). E igualmente recomiendan inspirar aire cuando uno se defiende o va a recibir un golpe (Yin), para ofrecer menor resistencia al impacto y desviar su energía aplicando los conceptos Yin de flexibilidad, relajación, evasión.
El Chi (energía interna) se genera en el Yin (durante la inspiración, la preparación de un ataque) y se libera en el Yang (durante la espiración, ejecución de un ataque). La medicina tradicional china (acupuntura, masajes, etc.) se basa en la fluida circulación del Chi. Un exceso de Chi (Yin sin Yang, generación sin liberación) resulta tan perjudicial como su carencia (Yang sin Yin, agotamiento del Chi). Sólo la armoniosa alternancia entre Yin/Yang asegura tanto la eficacia en combate como la salud.
Tanto el Yin/Yang como el Taoísmo son un mundo fascinante, lleno de fértiles enseñanzas para cualquier artista marcial. Este artículo ha sido tan sólo un breve y superficial acercamiento (Yang); pero espero que sea complementado meditando y profundizando (Yin) en el tema.*




(*) Tomado de: Jalain, E. (2001-6). Filosofía: El Yin/Yang y su aplicación en las Artes marciales. Dojo, 21-22.





   

Entrenamiento: ¿Qué es y para qué sirve un step?

¿Cómo es una sesión de Step?

El trabajo de resistencia cardiovascular es indispensable para el artista marcial: en el entrenamiento, para afrontar con garantías más de cien minutos de rendimiento físico casi ininterrumpido, y en el combate, para apoyar y consolidar las acciones de explosividad y eficacia muscular. El step es una interesante herramienta para conseguir ambas cosas, y conviene no perderlo de vista.

Step es un término de la lengua inglesa que se emplea en el ámbito deportivo sin traducción. Podría equivaler a "paso", pero también a "peldaño", "escalón", siendo esta última acepción la que más nos interesa. El step se presentó en sociedad de la mano del aeróbic, y ninguna otra disciplina deportiva le ha sacado tanto partido al rendimiento físico con escalones como el. Todos hemos entrenado hasta la extenuación subiendo y bajando una y otra vez las escaleras del polideportivo, o nos hemos pasado un mes subiendo a casa por las escaleras. Pero esa forma de entrenamiento suponía siempre una adaptación del atleta al entorno y no al contrario, como lograron los teóricos de la disciplina aerobia.
El step surgió como un instrumento extraordinario para aumentar la exigencia cardiovascular y tonificar la musculatura a un mismo tiempo. Su invención, desarrollo y expansión se atribuye a Gin Cooper. Como ocurre en muchas ocasiones, de un obstáculo o adversidad se obtiene un descubrimiento que acaba resultando más que recompensador. Mientras Cooper se sometía a un proceso de rehabilitación de rodilla subiendo y bajando unas cajas, se dio cuenta de que podía hacer más llevadera y eficaz su rehabilitación si atacaba los ascensos desde diferentes ángulos y orientaciones. Reunió sus ideas, las perfeccionó y de ahí obtuvo el objeto que luego se denominaría step. A continuación presentó su idea a Reebok (donde luego nacería en 1986 el famoso Step Reebok), y ayudada por las investigaciones de Peter y Lorna Francis alrededor de este tipo de trabajo cardiovascular, su invento salió adelante con fuerza.


 En una sesión de step hay que fijarse principalmente en las dos primeras fases. Se comienza con un calentamiento de unos diez minutos, con ejercicios muy globales ejecutados a baja velocidad, que incluyen estiramientos estáticos centrados, sobre todo, en la musculatura isquiotibial. Le sigue una fase principal o stepping que puede durar hasta cuarenta y cinco minutos para los más entrenados. La intensidad de esta etapa viene dada por la altura del step (varía entre 10 y 30 cms.), el grado de continuidad (la combinación de ejercicios no debe ser tan compleja como para enlentecer la ejecución), y el sobrevenir de la velocidad musical. La progresividad de la música, los beats por minuto, tiene un límite que no conviene sobrepasar para no poner en peligro la ejecución técnica. El objetivo es conservar la exigencia cardiovascular prevista sin afectar al rigor técnico y coreográfico.
El step no sólo no disminuye la diversión propia de toda sesión de aeróbic, sino que le añade un plus de dificultad y reto que hace más intensa la motivación. Te enganchará. Estas sesiones tienen personalidad propia, con músicas especiales (entre 118 y 126 b.p.m.), pasos coreográficos específicos e instructores especializados en sus técnicas, aunque el step sea materia de dominio para todo instructor de aeróbic.

ALGUNOS CONSEJOS IMPORTANTES

  1. Tu calzado debe ser el adecuado. Si la base no tiene la altura ni la calidad suficientes, tus articulaciones pueden acusar los impactos.
  2. Coloca el step adecuadamente: lo ideal es situarse en el centro del mismo.
  3. Evita alejarte demasiado de la plataforma, tanto en los ascensos como en los descensos.
  4. Apoya todo el pie dentro del step, que no quede alguna parte en el aire.
  5. Cuidado con las flexiones de tus rodillas: 90 grados debe ser el tope.
  6. La misma prudencia debes mostrar con tus metatarsos. Si apoyas el pie sin bajar del todo el talón, además de someterlo a un estrés innecesario, acortarías con el tiempo tus gemelos.
  7. Evita fija tu atención permanentemente en el step. De esta forma te evitarás problemas cervicales.
  8. Elige una sesión que se adapte a tus condiciones y necesidades. Objetivos demasiados ambiciosos suelen terminar en frustración y abandono.

EL STEP EN NUESTRA PREPARACIÓN MARCIAL

La primera ventaja que debemos atribuir al step para nuestro entrenamiento es la combinación de trabajo aeróbico y anaeróbico. En una sesión de exigencia media, la vía aeróbica es la principal fuente de energia. Sin embargo, a medida que va creciendo la velocidad de la música y las ejecuciones técnicas se hacen más exigentes, la fuente de energía gira poco a poco hacia fronteras anaeróbicas, una combinación metabólica que se reproducirá luego en mayor medida a la hora del combate.
En segundo lugar, hay que resaltar el fortalecimiento del tren inferior. La participación del cuadríceps se hace evidente en cada ascenso y descenso, pero las musculaturas protagonistas son las de gastrocnemio y sóleo. El dispositivo óseo del pie también sale muy reforzado, y notaremos esa mejora sobre el tatami. Sin embargo, a quien de verdad debemos prestar atención es al PSOAS, el principal flexor de la cadera. 
Cada vez que elevamos nuestra pierna para acometer una patada o un ascenso al step, el PSOAS se ve involucrado en mayor o menor intensidad.
Es una porción de la maquinaria marcial especialmente importante. El step no sólo ayudará a fortalecerlo, sino que se puede utilizar para la entrada en calor antes de cada entrenamiento. Eso sí, y aquí se debe ser especialmente estricto: al final de cada sesión de step o al final de cada entrenamiento centrado en el trabajo de patada, se debe estirar con especial cuidado. Y no sólo eso. Se aconseja prever en las rutinas el trabajo de la musculatura antagonista del PSOAS, la extensora de la cadera (glúteo mayor e isquiotibiales), para establecer un equilibrio entre ambas. El PSOAS va unido a la zona lumbar, y una descompensación de tonos musculares podría acarrear una hiperlordosis lumbar, del todo desaconsejable.
El step mejora también de sobremanera las capacidades coordinativas. Una coreografía rica en giros y desplazamientos pondrá a prueba la orientación y el desenvolvimiento espacial.
Sobre el step se pueden volcar coreografía estrictamente marciales, tan sencillas o tan complicadas como se desee.
Y una última consideración: el step puede ser un buen compañero de trabajo en la sala de musculación. Sobre él se puede ejecutar toda una batería de ejercicios que vendrán a enriquecer las rutinas, tanto en la tonificación como en el estiramiento.





MIEDO EN LA CALLE


Muchas personas tienen un denominador común: "no saben reaccionar ante un ataque real". Su problema radica en que en el gimnasio han aprendido a pelear de una manera mecánica: ante tal patada, tal contra, a esta técnica le sigue ésta otra, etc. Pero en la calle la acción no se desarrolla como nosotros queremos ni de manera predeterminada, y al romperse nuestros esquemas habituales de práctica, se pierde la seguridad...
Hoy en día, gran parte de la gente que se inscribe a un gimnasio o a una escuela de artes marciales, lo hace porque se siente insegura y quiere aprender a defenderse, además de querer estar en mejor forma. 
Sufren ciertos temores y miedos, y desean acabar de una vez con ellos; pero el camino es largo y difícil... El primer e ineludible paso consiste en enfrentarse al miedo.
Para aprender a nadar hay que mojarse, y para aprender a defenderse, hay que pelear.
Y todo nadador traga agua, así como todo artista marcial recibe de vez en cuando algún golpe.
No asumir esta realidad suele conducir a engañarse uno mismo, eludiendo las clases de combate y acudiendo a otras con la idea de que lo que se aprenda en ellas es igualmente válido. Esto no es así. Si lo que uno quiere es aprender a pelear y a defenderse con realismo, hay que experimentar estar situaciones lo más frecuentemente posible en el lugar de entrenamiento.
A nadie le gusta perder o recibir golpes, pero más vale que ocurra entrenando, con las protecciones y control adecuados, y así ir aprendiendo poco a poco, que hacerlo directamente por la vía dura, es decir, en la calle. Ser valiente no significa no conocer el miedo; significa saberlo vencer, pero ésa es una batalla que muchos pierden antes de haberla iniciado, debido a su inseguridad. El verdadero valiente no es el que vence a su adversario, sino el que se vence a sí mismo, es decir, a sus miedos. Si perdemos, tal vez el otro sea más hábil o haya tenido más suerte, pero en todo caso nosotros hemos aprendido cosas, y la próxima vez pelearemos mejor. Como reza el dicho: "Si luchas puedes perder. Si no luchas, estás perdido".
Como es lógico, el aprendizaje ha de ser gradual; es decir, comenzar peleando con gente de un nivel similar al nuestro, y de vez en cuando pelear con otros de superior nivel. Pero no excesivamente superior, pues hay que evitar humillaciones que a lo único que conducen es a incrementar la frustración e inseguridad del practicante.
Aparte del miedo a la derrota y al dolor en general, en la calle pueden darse otros factores que dificulten la defensa: la sorpresa, ropa incómoda, elementos arquitectónicos molestos, etc. Además, en principio no hay reglas deportivas ni técnicas prohibidas, no se suele conocer al rival, éste no tiene por qué ser de nuestro peso o nivel, puede ir armado, pueden ser varios, ningún monitor o arbitro va a intervenir, etc. Por eso, para ser realmente eficaz en la calle hay que dotarse de muchísima experiencia en entrenamiento en combate, intentando siempre, dentro de unos límites, reproducir condiciones de pelea lo más realistas posible.
Evidentemente, como en el caso del combate libre, el aprendizaje en defensa personal también ha de ser gradual: primero hay que aprender a deshacerse de un contrincante de una forma rápida y contundente (economía de movimientos, sencillez técnica); después se amplía el número de adversarios, y más tarde se añaden armas (al principio imitaciones y después reales, según se vaya adquiriendo nivel y seguridad).
Vale la pena detenerse un poco más en el entrenamiento de la defensa contra varios atacantes, pues siendo desgraciadamente una situación "común" en las agresiones callejeras, sin embargo apenas se entrena en los gimnasios. Los agresores suelen rodear a la víctima y atacarla con cierta simultaneidad; no de uno en uno, como en las películas. Así habrá de entrenarlo. La defensa resulta difícil, pero no imposible. Hay que usar técnicas muy rápidas, directas y contundentes (testículos, cuello, rodillas y nariz son los objetivos más vulnerables), intentar anticiparse atacando al agresor más próximo, moverse constantemente, evitar en lo posible ir al suelo, y huir en cuanto logremos abrir un hueco. 
En cuanto al entorno, para evitar que nos resulte un elemento extraño y molesto, lo ideal es practicar en la calle: en algún sitio apartado, en una casa o en un patio, o en la parte del lugar de entrenamiento más parecida a la calle (sin tatami, con espacios más estrechos, columnas, escaleras, etc.). La ropa ha de ser la que llevemos normalmente (incluyendo abrigos, mochilas, tacones u otros aparatosos objetos o prendas). Se recomienda usar ciertos aparatos, sobre todo para los atacantes: principalmente coquilla, pero también casco, peto, espinilleras, guantes, etc. Así el defensor puede golpear con realismo (amortiguando lo más posible su potencia). Acostumbrarse a inhibirse y a "frenar" los golpes no es bueno, pues psicológica y físicamente se pierde la "sensación real" de defenderse, y se pueden adquirir hábitos lógicamente muy peligrosos en la calle.
Muchos practicantes no están técnicamente ni psicológicamente preparados para defenderse, y de ahí proceden sus temores y errores. Sin duda con una buena instrucción (realista, sólida, rica) todo esto desaparecería.
La definición de miedo es: "Perturbación angustiosa del ánimo por un riesgo o mal que realmente amenaza o que se imagina" o "aprehensión que se tiene de que suceda un acontecimiento contrario a lo que se desea". Si se vence esa angustia, se habrá ganado gran parte de la batalla.*

(*) Tomado de: Jalain, E. (2001-4). Cómo dominar el miedo en la calle. Dojo, 19-21.



domingo, 24 de mayo de 2015

Ninjutsu y Defensa Personal

Las 5 vías defensivas del Ninja en el siglo XXI

Desde hace siglo el Ninjutsu, como otras artes marciales orientales, se ha inspirado en la observación de la Naturaleza para desarrollar sus estrategias y técnicas marciales. Un principio básico aplicado a la defensa personal es el de la espontaneidad. Es decir, las respuestas ante una agresión han de surgir y fluir instintivamente, pues son situaciones en las que no suele haber tiempo para pensar. Por ello, cuanto más naturales sean las estrategias y técnicas, más fácil será incorporarlas a nuestros instintos defensivos.
La filosofía oriental concibe la Naturaleza como la combinación dinámica de 5 elementos básicos: tierra (chi), agua (sui), fuego (ka), viento (fu) y vacío (ku). Éstos son los principios cosmogénicos (de creación del cosmos), por lo que constituyen la base de cualquier fenómeno natural. Partiendo de esta concepción, la respuesta más natural ante una agresión será la que se base en alguno de estos cinco elementos (o en varios). Es lo que se conoce como "las vías Godai" o "los comportamientos Godai"; es decir, la orientación de la conducta y respuestas del ninja (no sólo en términos técnicos, sino sobre todo estratégicos, psicológicos, emocionales) en función del elemento que mejor se adapte a cada situación concreta. El Godai se podría resumir según la siguiente sentencia oriental: "Sólido como la Tierra, fluido como el Agua, arrasador como el Fuego, intocable como el Viento, en todas partes y en ninguna, como el Vacío". 


La "vía Chi" o "Tierra" se basa en la estabilidad, el peso, la dureza. La "psicología Tierra" es la de la montaña, la del adulto mayor que sujeta a su hijo o hermano menor por la cabeza, mientras éste se debate braceando e intentando golpearle. Se trata de la actitud y del control del que se sabe superior, y lo demuestra con un comportamiento tranquilo pero contundente.
A nivel técnico remite a técnicas verticales, como golpes-martillo, "de arriba hacia abajo", aplastantes; o bien técnicas en las que se utilice la estabilidad y el peso del cuerpo como factores clave (derribos, barridos, desequilibrios, inmovilizaciones). Son técnicas que se aplican doblando levemente las rodillas y abriendo un poco el compás de piernas, para bajar el centro de gravedad del cuerpo y ganar en estabilidad, cargando el peso en los muslos y en los talones. En lo estratégico, la "vía de la Tierra" es ideal ante un adversario más bajo o de menor peso. Las distancias idóneas para aplicar estas técnicas son la corta y el combate en el suelo. Los practicantes de Judo y de Jiujitsu suelen ser auténticos expertos en la "vía Tierra".


La "vía Sui" o "Agua" es la de la adaptabilidad, la fluidez, la evasión. Psicológicamente se trata de huir para volver, como una ola, de plegarse y súbitamente desplegarse descolocando y sorprendiendo al agresor. La actitud ha de ser inquieta, atenta, sensible.
Se materializa mediante técnicas flexibles y evasivas, de amago, esquiva y contrataque. Parece que el cuerpo cede al ataque, pero en realidad acaba proyectando, desequilibrando o interceptando al rival. 
El movimiento se hace sinuoso, continuo, trazando zigzags, desplazándose en lateral, retrocediendo y volviendo como un muelle. El peso y el equilibrio se asientan en la parte baja del abdomen. Los golpes se suceden y encadenan con fluidez, sin abandonar el vaivén propio del agua. Prima la potencia explosiva, las técnicas flexibles pero dañinas como un látigo. 
Es la estrategia ideal ante un adversario más grande y fuerte, que no es recomendable enfrentar directamente.

"Agua": se trata de huir para volver, como una ola, de plegarse y súbitamente desplegarse descolocando y sorprendiendo al agresor.


La "vía Ka" o "Fuego" es arrasadora. Se basa en la agresividad, en la máxima: "La mejor defensa es el ataque". Una actitud intimidatoria, rebosante de seguridad, determinación y de arrojo. A nivel técnico gira en torno a la anticipación, la intercepción, los ataques directos, la penetración en la guardia del agresor. Hay que desbordar al rival, no dejarle pensar ni replicar, literalmente atropellarlo, desencadenar sobre él una lluvia de golpes directos y certeros.
Aquí no hay técnicas de evasión o distracción; cada movimiento debe buscar hacer daño al agresor. Los desplazamientos con como los del fuego: siempre en avance, comiendo terreno y consumiendo al rival. Los puñetazos recorren la línea central del cuerpo, partiendo desde el plexo solar, como si el peso del cuerpo se lanzara hacia el pecho y hacia delante. Las patadas idóneas serán las frontales o laterales. La potencia ha de ser penetrante: golpes secos y arrasadores.

"Fuego": hay que desbordar al rival, no dejarle pensar ni replicar, literalmente atropellarlo, desencadenar sobre él una lluvia de golpes directos y certeros.


La "vía Fu" o "Viento" gira en torno a la sabiduría y la armonía. Consiste en evitar la agresión sin dañar al rival, simplemente anulando sus ataques. Es la vía de la no-resistencia, de la no-violencia. Como el viento, el practicante se hace intocable, nunca está donde llegan los golpes. Para ello se han de usar movimientos circulares y técnicas envolventes, que controlen al rival desviando su energía dañina, redirigiéndola para que se agote sin encontrar resistencia. Esto exige una visión de combate y una movilidad especialmente armoniosas. El viento golpea pero no podemos golpearlo, empuja pero no podemos atraparlo.
Los desplazamientos se hacen circulares, rotando sobre nuestro propio eje para evitar los golpes sin retroceder, de manera que mediante agarres, empujones o luxaciones logremos controlar y dirigir al rival.
Los movimientos han de ser suaves, sin grandes despilfarros de energía, pues en realidad el secreto de estas técnicas consiste en hacerse con la energía del rival. La "vía Fu", aunque exige gran pericia, es ideal para gente mayor o muy pacífica, pues con poco esfuerzo y sin necesidad de agresividad ni violencia se pueden resolver situaciones comprometidas.
Los practicantes de Aikido son verdaderos maestros en aplicar esta vía defensiva. 

Finalmente, la "vía Ku" o "Vacío" es muy diferente a las otras cuatro, pues no es una estrategia más sino el elemento que articula y combina las cuatro vías comentadas. En efecto, no suelen darse por ejemplo "situaciones únicamente Ka" (en las cuales seamos capaces de desbordar en todo momento al agresor), ni "practicantes Fu puros" (capaces de controlar armoniosamente todos los elementos de una agresión), así que lo natural es que se deban combinar y mezclar en un mismo combate varias de las estrategias Godai. Aquí entra el concepto de Vacío, es decir, de lo indeterminado pero omnipresente, que todo lo abarca pero no se fija en ninguna parte. 
El vacío envuelve el universo, conforma el cosmos, pero está también entre los átomos que todo lo forman. Es invisible pero está en todas partes (y en ninguna), es lo más grande y lo más pequeño a la vez. El vacío es la nada y, paradójicamente, lo es todo. Así, el elemento Ku comprende los otros cuatro elementos, sin ser ninguno de ellos ni la suma de los mismos.
Entramos aquí en un concepto típicamente oriental, y por lo tanto contradictorio y difícil de entender para la mentalidad occidental, práctica y materialista donde las haya. Traducido en términos más concretos y aplicables a las artes marciales, el Vacío es el no estar limitados por ningún plan, comportamiento o reacción preconcebidos. 
Es la espontaneidad marcial, la respuesta intuitiva. Desde el Vacío (la no-forma, la no-vía, el no-límite) se articula sin esfuerzo ni reflexión la defensa idónea, ya sea Chi, Sui, Ka o Fu, o más bien una combinación de todas ellas.
El Vacío es esa experiencia que todos hemos tenido alguna vez, en situaciones-límite de apariencia irresoluble, cuando la tensión llega a su punto álgido y de repente nos invade una inmensa tranquilidad y clarividencia.
La situación se ha resuelto y apenas somos capaces de explicar cómo. Hemos experimentado un fugaz momento de Vacío: el conflicto, el miedo, la reflexión desaparecen y dejan paso a la acción intuitiva y creativa. Eso que cualquiera puede experimentar accidentalmente por unos segundos es lo que muchas artes marciales orientales, como el Ninjutsu, pretenden llegar a controlar.
Todo practicante marcial puede destacar en una o varias de las cuatro primeras estrategias Godai, pero sólo un gran Maestro es capaz de controlar la quinta, de llenarse de Vacío.*

(*) Tomado de: Jalain, E. (2001-4). Ninjutsu y Defensa Personal Las 5 vías defensivas del Ninja en el siglo XXI. Dojo, 10-13.






jueves, 21 de mayo de 2015

NUTRICIÓN: LA MIEL

LA MIEL:

fuente de energía inmediata para el deportista

Afortunadamente, el número de personas preocupadas por su alimentación es mayor cada día, concienciadas de que lo que comemos repercute directamente sobre nuestra salud y bienestar, y que no es necesario ingerir alimentos en mal estado o infectados por esta o aquella enfermedad para sufrir las consecuencias de los malos hábitos alimentarios; pues el exceso de algunos alimentos y la precariedad de otros es suficiente para abrir las puertas de nuestro cuerpo a determinadas enfermedades.
Esta actitud positiva hacia la Dietética es más intensa aún en los deportistas, pues nadie ignora que la optimización del rendimiento físico depende, entre otros factores, de la utilización correcta de los alimentos. Por estos motivos en las últimas décadas han proliferado las industrias alimentarias dedicadas a la fabricación de complementos dietéticos para deportistas que, si bien en un principio se trataba de un mercado cerrado y dirigido a los profesionales, en la actualidad se ha generalizado. Entre estos alimentos especializados encontramos las bebidas "energéticas", destinadas a facilitar el aporte de nutrientes en actividades que conllevan un alto gasto de glucógeno muscular y hepático, junto a una importante deshidratación y pérdida de minerales. Y aquí es donde encaja la miel.
Cuando pienses en miel tienes que pensar en energía, pues es lo que principalmente te va a aportar, además de una apreciable cantidad de minerales y algunas vitaminas.
Los glúcidos que aporta la miel son mayoritariamente monosacáridos, lo que implica que su absorción no necesita digestión previa: desde el intestino pasan directamente al torrente sanguíneo, y una vez en éste, sin necesidad de "disparar" insulina (lo que los hace aptos para diabéticos), pasan al interior de las células musculares para ser utilizados. A efectos prácticos, la miel es ideal como aporte energético momentos antes del entrenamiento si han pasado tres o más horas desde la última comida, y, sobre todo, como restaurador durante los entrenamientos, ya que en esos momentos actuará manteniendo el nivel de glúcidos en sangre y protegerá los depósitos de glucógeno del hígado mejorando la resistencia a la fatiga. Si se toma después de entrenar ayudará a recuperarse del desgaste sufrido y mantendrá hasta la comida.
Por otra parte, los minerales presentes en la miel contribuirán a facilitar la contracción muscular y minimizarán el riesgo de sufrir calambres y otras molestias similares, sobre todo si se entrena a temperatura ambiental elevada.
Para facilitar la ingesta de la miel en cualquier momento y lugar resulta muy práctico diluirla en zumos (a razón de 10 g por cada 20 cl de líquido), en especial con el de limón, pues a las virtudes de la primera se sumas las de esta fruta que aporta sustancias alcalinizantes y remineralizantes, con resultados asombrosos de cara a retrasar la aparición del cansancio físico; y, además, si se bebe mientras se práctica ejercicio se reducirán los efectos de las temidas agujetas. Este preparado será especialmente útil durante la práctica de deportes de actividad física con intensidad media y alta y de no más de 60-90 minutos de duración, como las artes marciales o en los entrenamientos con pesas; en los deportes de larga duración, como en las carreras de fondo o el ciclismo, su mayor beneficio consiste en que ayudará a los músculos a ahorrar proteínas mejorando el tiempo de recuperación de los mismos tras el ejercicio.
Junto a sus propiedades energéticas, a la miel se le reconocen ciertas capacidades terapéuticas derivadas de otras sustancias que entran en su composición (enzimas, hormonas vegetales, germicidas...) que con el tiempo se han ido olvidando debido al altísimo nivel de la Farmacología moderna en los países desarrollados, pero que se tienen muy presentes en la llamada "Medicina Alternativa" junto a otros productos derivados de la colmena como la jalea real o el propóleo.
A la hora de elegir una miel en el comercio es conveniente saber que aquéllas que son más fluidas o líquidas tienen menos poder nutritivo que las de aspecto más pastoso o sólido, pues las primeras han sido sometidas a altas temperaturas, lo que implica la pérdida de las vitaminas y las sustancias terapéuticas antes mencionadas, pero no afecta al aporte energético. Entre las mieles no procesadas con calor, existe una gran variedad donde elegir, con distintos sabores, texturas y colores. La diversidad depende de la planta melífera de origen, por lo que podemos hablar de miel de acacia, de brezo, espliego, romero, etc.



Si miramos hacia el pasado, realizando un breve viaje por la Historia, encontraremos alabanzas a la miel en la literatura médica de todos los tiempos y de todas las grandes culturas: en China se recomendaba como medicamento, ya en el año 4000 a.c.; igualmente se escribe de ella en el Yadyur Veda -el libro de medicina más antiguo de la cultura Hindú-; Hipócrates, el padre de la medicina en la cultura occidental, cuya máxima era "Que tus alimentos sean tus medicamentos" no dudaba en afirmar que la miel servía para alargar la vida -y debía saber lo que decía pues él vivió alrededor de 105 años-. A nivel popular y cotidiano, antiguamente, y hasta que se empezó a producir industrialmente el azúcar, la miel era el endulcorante utilizado de forma generalizada para la preparación de dulces y repostería, costumbre que sería útil retomar, aunque sólo sea porque la miel no produce caries en los dientes.



Los minerales presentes en la miel contribuirán a facilitar la contracción muscular y minimizarán el riesgo de sufrir calambres y otras molestias similares.*



(*) Tomado de: Martín Magariño, P. E. (2001-6). La miel: fuente de energía inmediata para el deportista. Dojo, 16-17.
 


jueves, 7 de mayo de 2015

La Sabiduría de los Maestros


Los dos miopes

Había una vez dos miopes y ninguno de los dos quería admitir su desgracia, por el contrario cada cual quería mostrar al otro que tenía muy buena vista.
Un día se enteraron de que una familia de la vecindad llevaría un exvoto al templo. Cada uno por su lado averiguo en secreto la inscripción que grabarían. El día en que el panel iba a ser colocado llegaron juntos al templo. Levantando los ojos, uno de ellos exclamó:
-¡Qué bello panel!, (gloriosa es tu fama), reza la inscripción de cuatro grandes jeroglíficos.
- Eso no es todo – agregó el otro -, Hay otra corrida de pequeños jeroglíficos que usted no ha visto. En ellos está el nombre del calígrafo y la fecha de la obra.
Al oírlos, una de las personas allí presentes preguntó:
- ¿De qué hablan ustedes?
- Estamos discutiendo a propósito de la inscripción que acabamos de leer en el panel exvoto – contestaron los dos.
Todos rompieron a reír.
- ¡Ustedes están ante un muro desnudo el panel no ha sido colocado aún!
- Les dijeron.
Autor Anónimo

(Del libro Selección de historias divertidas)




La Virtud de la Paciencia

 Un mandarín, apunto de asumir su primer puesto oficial, recibió la visita de un gran amigo que iba a despedirse de él.
- Sobre todo, sé paciente - le recomendó su amigo - y de esa manera no tendrás dificultades en tus funciones.
El mandarín dijo que no lo olvidaría.
Su amigo le repitió tres veces la misma recomendación, y cada vez, el futuro magistrado le prometió seguir su consejo. Pero cuando, por cuarta vez, le hizo la misma advertencia, estalló:
- ¿Crees que soy un imbécil? ¡Ya van cuatro veces que me repites lo mismo!
- Ya ves que no es fácil ser paciente: lo único que he hecho ha sido repetir mi consejo dos veces más de lo conveniente y ya has montado en cólera
- suspiró el amigo

¿Crees que puedes comprender la
sustancia inquiriendo acerca de los
propósitos? ¿Puedes entonces
reconocer el sabor del vino
mirando su jarra?






Transformando una Barra de Hierro en Aguja

Varios niños que, en vez de ir a la escuela, jugaban en la calle, vieron a una anciana que frotaba incansablemente una barra de hierro contra una piedra.
Intrigados le preguntaron:
- ¿Qué está haciendo ahí, señora?
Ella contestó seriamente:
- Estoy frotando este lingote para adelgazarlo; quiero hacer con él una aguja para coser mi ropa.
Los muchachos soltaron la risa.
- ¡Nunca conseguirá usted hacer una aguja con una barra de hierro de ese grosor!
- La froto todos los días, y cada día disminuye algo más, por fin terminará siendo una aguja. Pero pequeños flojos como ustedes no pueden comprender esto – dijo la anciana.
Los niños se miraron entre sí, avergonzados, corriendo, regresaron a la escuela.