viernes, 10 de julio de 2015

Ch'i: el poder interno

La palabra ch'i tiene una docena o más de significados diferentes, incluyendo gas, respiración, vitalidad, aire, etc. Es un término que el estudiante de kung fu hallará continuamente en las técnicas marciales asiáticas y que debe llegar a entender de manera plena. En la China antigua casi cualquier fuerza desconocida o invisible podría haberse descrito como ch'i. El concepto que reside tras el empleo de la palabra, en kung fu, no es en ninguna forma exclusivo de los chinos. El prana hindú en su práctica de yoga, el ruakh hebreo y aun el viejo pneuma griego (del que, por supuesto, llegamos en el español a palabras tales como neumonía o neumático) tienen mucho en común con el principio de ch'i.
El cultivo de ch'i resulta inconsciente aunque su ejercicio es producto de la respiración correcta. La clave del ch'i reside en la realización de energías internas, o lo que podría describir la ciencia occidental como fuerzas sicofisiológicas. No existe en el ch'i nada "mágico" o intrínsecamente misterioso. Todos hemos leído en nuestros periódicos casos en los cuales hombres y mujeres comunes demuestran ser, por instantes, capaces de esfuerzos sobrehumanos en momentos de crisis y emergencia. Hay innumerables actos tan "imposibles" como el de un espectador desesperado que, a mano limpia, vuelca carros para rescatar ocupantes atrapados en accidentes de tráfico; de madres que doblan vías de ferrocarril para liberar a un hijo en peligro; de soldados que corren incólumes a través de campos minados para rescatar a un colega lesionado; de montañistas que cargan a un amigo herido, bajando por cuestas imposibles. En algún momento decisivo de su vida, la mayoría de los hombres y mujeres experimentan situaciones internas en que alcanzan de manera inconsciente una fuerza mental y física incomprensible para ellos, de modo normal. Esto es lo que los chinos llaman ch'i y el interés del estudiante de kung fu reside en su cultivo a voluntad, y no en situación de emergencia.
El escritor John F. Gilbey ofrece, en su libro Secret Fighting Arts of the World, unos pocos ejemplos del poder del ch'i:
un maestro japonés de kiai jutsú, Junzo Hirose, quien instruyó a Gilbert para que lo golpeara "con toda su fuerza" en el brazo, con un sable afilado como navaja de afeitar. Gilby golpeó, aterrorizado, porque cortaría el brazo del maestro; en lugar de eso hizo aparecer escasamente una línea roja, delgada, como si Hirose se hubiera rascado. El maestro había contrarrestado la fuerza del filo de la hoja, concentrando su ch'i en el brazo; Oh Hsin-yang, un sifu shaolín taiwanés que administró a su propio hijo un "toque de muerte demorada" a través del poder del ch'i, en respuesta al escepticismo de Gilby, respecto a su poder auténtico. Solo el arte curativo de Oh Hsin-yang salvó a su hijo de lo que Gilby atestiguó y temió que daría por resultado la muerte del joven; Chow Hsu-lai, un sifu de kung fu, de Pekín, que saltó desde la ventana de un tercer piso para caer directamente junto a Gilby, sin hacer siquiera un sonido. ¿Imposible? Quienes hayan experimentado el poder que puede generar el ch'i, "la cualidad del viento o el agua en masa", del modo apto como lo describe Gilby, no dirán lo mismo.
Entonces, el instructor de kung fu busca instruir al novicio en el cultivo de este manantial inmenso de fuerza y energía que está dormido adentro. Que tal existe, está fuera de discusión. Lo que nos interesa es cómo recurrir a él a voluntad y emplearlo en nuestra vida cotidiana. Nadie puede "enseñarlo" a usted a liberar ch'i. Nadie puede "instruirlo" respecto a su naturaleza verdadera. Hay que estudiar los principios de respiración y ejercitarlos regularmente. El resto vendrá, con el tiempo y la perseverancia.*

(*) Tomado de: Dennis, F., & Simmons, P. (1977). Ch'i: el poder interno. En F. Dennis, & P. Simmons, Guía del Kung Fu para principiantes (págs. 34-36). México D.F.: Editorial Diana S.A.
   

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