LA RELAJACIÓN GENERAL CONSCIENTE
La relajación general consciente se realizará al final de la sesión Yoga diaria. Con ella aliviaremos las pequeñas tensiones corporales internas que hayamos podido adquirir durante la sesión yogui (sobre todo en los primeros entrenamientos y cuando el practicante es neófito).
Las microtensiones pueden existir a pesar de no ser sentidas, por lo que la relajación general consciente se realizará siempre, obligatoriamente, después del entrenamiento yogui.
Si hacemos caso a los maestros yogui, es vital realizar la relajación general consciente; además de por lo ya dicho, porque durante la práctica de los asana o posturas físicas, se ponen en marcha energías corporales latentes que quedan liberadas y que mediante este ejercicio se absorben nuevamente por el cuerpo de forma más vital, incorporándose de un modo directo e inmediato, reforzando entre otros el sistema inmunológico, y asentando nuestro control mental y emocional.
LA IMPORTANCIA DE LA RELAJACIÓN
La tensión diaria de los últimos tiempos, iniciada y potenciada por nuestra forma de vida, en constante ajetreo, con exceso de actividades y preocupación, da como resultado el tan tristemente famoso estrés cotidiano, que hace que nuestro equilibrio físico, psíquico y afectivo se resienta, y que cuando se va acumulando en nuestro interior hace aflorar una serie de problemas que pueden llegar a ser extremadamente graves. Estos resultados dañinos se encuentran a nivel digestivo (gastritis, úlcera gástrica...), circulatorio (hipertensión, taquicardia...), nervioso (insomnio, neuralgia...), emocional (irascibilidad, depresión...), etc. Como todo ello es expresión de la tensión que se va acumulando en nuestro interior, si la eliminamos suprimiremos las consecuencias dañinas.
Si sentimos el mal podemos evitar los resultados; pero como la tensión nerviosa se va acumulando lenta y paulatinamente no nos damos cuenta de su presencia, ya que se hace habitual. Tan sólo sentimos la tensión cuando sus efectos colaterales se hacen evidentes. Por ello, como siempre, es mejor prevenir que curar; deberemos practicar la relajación de forma habitual para evitar en lo posible la tensión diaria, ya que si ponemos el remedio con posterioridad al mal tardaremos mucho en volver a la normalidad. Es mejor mantener esa normalidad mediante el uso habitual de la relajación y la renovación psíquica.
En realidad, todos los seres vivos practican la relajación de forma inconsciente, y no es otra cosa que el reposo vivificante del sueño. En los animales irracionales este reposo es suficiente para renovarles; pero en los humanos esto no es así, sobre todo en los últimos tiempos. Entre otras cosas porque solemos dormir menos horas de las indicadas y, además, porque durante el sueño continuamos dando vueltas a nuestras preocupaciones y aprensiones de forma inconsciente. Así, el tiempo en el que nuestra mente y organismo deberían estar renovándose queda anegado de más inquietud y ansiedad. Como el sueño generalmente no es suficiente para renovarnos y recuperar energías físicas, psíquicas y energéticas, deberemos realizar habitualmente la relajación consciente para sentirnos plenos en todo momento.
Por otro lado, es importante realizar de forma habitual y efectiva la relajación general consciente como punto de partida de posteriores sesiones de meditación, pues si no se logra con efectividad la relajación en su vertiente mental, no podremos realizar con efectividad ninguna otra técnica mental.
Este ejercicio, además, es excelente para combatir y prevenir la fatiga (al dotar al cuerpo de un perfecto descanso), el insomnio y la depresión nerviosa.
Por otro lado, es importante realizar de forma habitual y efectiva la relajación general consciente como punto de partida de posteriores sesiones de meditación, pues si no se logra con efectividad la relajación en su vertiente mental, no podremos realizar con efectividad ninguna otra técnica mental.
Este ejercicio, además, es excelente para combatir y prevenir la fatiga (al dotar al cuerpo de un perfecto descanso), el insomnio y la depresión nerviosa.
EL DESARROLLO DE LA RELAJACIÓN GENERAL CONSCIENTE
La sesión de relajación general consciente se efectuará adoptando el Shavâsana, o "postura del perfecto reposo", la cual se realizará acostándonos de espaldas sobre una superficie rígida o acolchada, pero procurando siempre que ésta no ceda ante el peso corporal, pues es importante que la espalda no forme arcos (cuantas más vértebras se apoyen en la superficie de reposo mejor).
Mantendremos la cabeza en línea con el cuerpo, tal y como se encontraría al estar de pie, y las piernas y los brazos ligeramente abiertos, con las manos con las palmas hacia arriba, los dedos ligeramente flexionados (en realidad, con la relajación los dedos espontáneamente adoptan ellos mismos esta posición) y los ojos cerrados.
Esta postura, aunque sencilla en apariencia, es muy difícil en su ejecución pues, aunque exteriormente existe una inmovilidad completa, internamente se realiza un trabajo intenso de concentración y lucidez mental, el tiempo que hacemos prevalecer la actividad mental a la física, haciendo que el cuerpo se vaya relajando consciente y paulatinamente por parcelas.
En esta posición recorreremos mentalmente las diferentes partes corporales haciendo que se vayan relajando conscientemente. Comenzaremos por la cabeza, cuello, hombros, brazos, antebrazos, manos y dedos de éstas; después retomaremos la relajación desde la parte superior del tórax para ir bajando poco a poco hasta relajar muslos, piernas, pies y dedos de éstos.
El recorrido mental debe hacerse visualizando interiormente las diferentes partes corporales; no la superficie, sino los diferentes músculos, tendones, ligamentos, órganos internos, etc., que componen las diferentes partes corporales.
Durante este recorrido mental relajatorio no sólo deberemos hacer una descontracción consciente de los grupos musculares y ligamentosos; también dirigiremos la atención mental hacia las sensaciones que emanan de nuestro cuerpo. Como dice el maestro zen Taïsen Deshimaru: "Sentir es vivir".
Para lograr eficazmente la relajación consciente de una parte corporal, lo que deberemos hacer es, primero, localizar perfectamente dicha parte corporal y de qué está compuesta; para ello, sobre todo en las primeras sesiones, hasta comprender totalmente nuestro cuerpo, apretaremos y aflojaremos la zona destinada a relajarse coordinando estas contracciones con la respiración; contraeremos ligeramente la zona con la inspiración, y la relajaremos lo más posible con la espiración.
En las siguientes fases respiratorias, con la inspiración mantendremos la relajación y con la subsiguiente espiración relajaremos aún más, aflojando cada vez más hasta que la zona se haya relajado en profundidad (como si la zona corporal se hundiera en la superficie de soporte). Cuando se haya conseguido la perfecta relajación de esa parte se pasará a otra. Pero aviso de que el lograr que todo el cuerpo se relaje completamente requiere tiempo, autoconocimiento y mucha, mucha paciencia.
Durante el tiempo que dure la relajación general consciente, la respiración debe ser lo más natural posible, sin forzarla en ningún momento. Según se va avanzando podremos comprobar ésta se hará cada vez más suave. Y, como efecto colateral, el ritmo cardíaco se atenuará.
Cuando la relajación física haya llegado a su apogeo deberemos mantenerla durante al menos quince o veinte minutos, intentando lograr un silencio mental absoluto y un perfecto sosiego emocional, conseguir de esta forma una intensa placidez. Esto es muy difícil en las primeras sesiones, por lo que deberemos perseverar en su práctica.
Para terminar la sesión y volver al estado normal, seguiremos las siguientes pautas:
- Pensar que vamos a abandonar el estado de relajación en el que nos encontramos y vamos a incorporarnos a la actividad normal.
- Forzar de forma escalonada la respiración, haciendo que vaya entrando más aire en los pulmones con cada inspiración, aumenta la circulación sanguínea, también la tensión de la sangre -y con ello las pulsaciones-, y nos predispone para la actividad.
- Después de unas cuantas fases respiratorias (ciclos de inspiración/espiración) podremos empezar a movernos, comenzando por los dedos de las manos y los pies, lo cual hace que la circulación sanguínea se acelere aún más y se restablezcan las pulsaciones normales, estimulando la conciencia física. Después se abrirán los ojos y dejaremos que las sensaciones externas nos invadan, para poder incorporarnos a la vida cotidiana.*
(*) Tomado de: Hernández, F. J. (2001). LA RELAJACIÓN GENERAL
CONSCIENTE. Dojo, 36-37.
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