China constituye el país más grande del mundo por la vastedad de sus territorios y por la antigüedad de su historia. Esta historia, poco conocida en Occidente, anticipa en cientos de años experiencias y descubrimientos considerados como fundamentales para el hombre civilizado; sus episodios, unas veces miserables, otras fastuosos, celebran la paciencia y laboriosidad del hombre; sus héroes son seres titánicos que emergen del inmenso gentío de masas humanas, a las que sacrifican su individualidad para convertirse, aún vivos, en mito y leyenda.
El Kung-fu forma parte integrante del alma china y para comprenderlo, o aprehender al menos en grandes líneas su ontogénesis, hay que esforzarse en comprender una civilización que en muchos aspectos es distinta a la nuestra. Las leyendas populares y la fantasía de la tradición mezclan algunos datos históricos con episodios de carácter épico y mítico. De esta forma logran sobrevivir por vía oral.
Así, oiremos hablar de maestros que realizan empresas sobrehumanas, que controlan las más recónditas fuerzas de la naturaleza y que dominan los secretos del arte más a través de la meditación del eremita que por medio del entrenamiento y estudio prácticos. Este folklore, lleno de colorido e interés, esconde grandes verdades y representa un mensaje cifrado reservado al que lo practica.
De acuerdo con los conocimientos modernos sabemos por la fisiología que nuestro sistema glandular (el principal factor de la supervivencia desde los tiempos paleolíticos) produce un exceso de adrenalina que representa <<el equivalente moral de la agresividad>>. Sublimando este exceso de energía a través de un ideal podemos obtener un hombre equilibrado y eficiente, dispuesto a combatir por un ideal elevado; mientras que si se la deja acumular en nuestro sistema nervioso se crea una situación de violencia en potencia que inevitablemente acaba desembocando en manifestaciones que dañarán al propio individuo y a los demás. El Kung-fu se plantea básicamente este problema y los distintos maestros y escuelas pueden haber recorrido diferentes caminos, pero siempre han intentado formar un hombre superior, más equilibrado y humano.
Muchas de las experiencias del Kung-fu se han perdido porque no respondían a las necesidades reales de la sociedad de su tiempo. Unas veces porque eran demasiado avanzadas para ser comprendidas y difundidas y otras porque chocaban contra perjuicios sociales. Las hay que han evolucionado hasta convertirse en irreconocibles. Otras aparecen bajo distintos nombres, que no son más que versiones comerciales. Algunas son intelectualmente muy ricas, otras se contentan con obtener un beneficio más limitado. Por lo que vemos que corresponden a intereses distintos según los diferentes tipos de individuos. Una característica del Kung-fu estriba en que un alumno puede escoger entre seguir una cierta escuela exclusivamente toda su vida o bien, con la maduración de su espíritu e intereses, pasar a formas más complejas o simplemente complementarias, realizándose así mayormente.
Geográficamente la experiencia china de la lucha a mano desnuda varía de Norte a Sur, teniendo como línea de demarcación el río Yangtze. Tradicionalmente las escuelas de Kung-fu se dividen en dos grandes familias: la escuela <<dura>> o <<Externa>> (en el sentido de <<exterior>>) llamada Wei-chia y la escuela <<mórbida>> o <<Interna>> (interior), Nei-chia.
Al principio probablemente la escuela Externa se encontraba localizada en el Norte y la Interna en el Sur, teniendo la primera una mayor influencia taoísta y la segunda algunas ideas procedentes del Yoga de la India. No obstante, en la edad de oro del Kung-fu la localización geográfica se hace imposible por la superposición e intercambio de técnicas y elementos filosóficos. Además, algunos maestros funden las dos visiones, dando lugar a escuelas híbridas.
La escuela Interna busca primordialmente la ductilidad, con movimientos armónicos y sabios, utilizando la agilidad para contraatacar a la potencia. La escuela Externa se caracteriza por el ritmo de ataque, la proeza atlética, la fuerza. La primera valoriza el control mental, mientras que la segunda subraya la prestancia física.
A la escuela Externa se le atribuyen cerca de 360 estilos, todos enlazados con la tradición de Shaolin. Además del fundamental Shaolin Ch'uan (Shorin-ji Kempho) los estilos más difundidos actualmente son: Hung Ch'uan y T'au T'ei Yu T'an T'ui que se remontan al período Sung (1127-1279); Hon Ch'uan, Erh-lang Men, Fan Ch'uan, T'ang Lang Ch'uan y Ch'a Ch'uan (este último practicado exclusivamente por la minoría musulmana china), se desarrollaron durante la dinastía Ming (1368-1644); Mi Tsung Yi y Pa Ch'uan, nacieron en el período Ch'ing (1644-1911).
La escuela Interna tiene raíces más antiguas y sus estilos suman una decena. Entre ellos recordemos: Wu Tang P'ai, T'ai Ch'i Ch'uan, Pa-Kwa Ch'uan, Hsin Yi Ch'uan, Tsu Yan Men y Liu-he Pa-fa.*
(*) Tomado de: Barioli, César. (1989). el Kung-fu. En C. Barioli, el Kung-fu (págs. 20-22). Barcelona: Editorial De Vecchi.
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