jueves, 9 de julio de 2015

Kung-fu: El período taoísta (o período guerrero)

Con la caída de la última dinastía se abre el período guerrero que habría de conducir al Imperio. En la escena china aparecen contemporáneamente Confucio y Lao Tse <<el Viejo>> (su nombre deriva de que según la leyenda habría meditado 80 años en el seno de su madre antes de nacer). El taoísmo, que tiene en Lao Tse su profeta y su biblia en el Tao-Te-King (el libro del Tao y de la Suprema Virtud) se basa en una concepción compleja tanto en su origen como en su desarrollo histórico. Limitémonos a señalar que en él encuentran su punto de origen tanto el concepto chino de <<arte marcial>>, como la interpretación zen del budismo o, finalmente, el mismo Bushido japonés.
A menudo se habla de magia y alquimia taoístas incluso en relación a la formación del hombre y en particular del combatiente: una idea sobre el principio alquímico taoísta puede sintetizarse en un simple ejemplo. Así como en la caldera de vapor el agua se transforma en vapor por el calor y su fuerza es utilizada en una máquina para realizar distintas labores físicas, así en el sistema nervioso humano (caldera) la energía primordial (agua), que en su forma natural rige la conservación de la especie y del individuo, es transformada por el ejercicio de la meditación (calor) en energía vital (vapor), llamada ch'i en chino y ki en japonés, y potenciar en el cuerpo (máquina) las distintas facultades. 
Esta imagen puede explicarnos superficialmente el proceso que siguen los yoguis al meditar para dirigir su energía a la comprensión intelectual (Jnana-yoga), la salud del cuerpo (Hata-yoga), el desarrollo de poderes (Raja-yoga), etc.; el gobernante chino que medita para mejor utilizar sus energías al servicio del pueblo, y el guerrero, el comerciante, el sacerdote y cualquier hombre que medita para potenciar sus capacidades, en razón a la tarea que ordinariamente la sociedad le ha asignado en la vida.
Más tarde, el ejercicio fundamental de la meditación se colorea con distintos matices, a lo largo de las más diversas experiencias. Algunas disciplinas lo conciben en forma dinámica (como es el caso de algunas artes de combate orientales, que meditan sobre el ejercicio mismo, utilizando la tensión y la concentración, que se encuentran en la base de cualquier forma de combate).*

(*) Tomado de: Barioli, César. (1989). el Kung-fu. En C. Barioli, el Kung-fu (págs. 14-15). Barcelona: Editorial De Vecchi.

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