viernes, 3 de julio de 2015

EL KUNG FU

Quien espere encontrar en el Kung-fu un método revolucionario más para convertirse en invencible y tener la posibilidad de realizar con manos y pies carnicerías inenarrables, se equivoca. Todos los pueblos del mundo se han interesado en la lucha sin armas o con arma blanca, a veces improvisadas con útiles de labor y han creado una técnica de acuerdo a sus necesidades. Con la evolución de la organización social, que desplaza el combate individual por la lucha de masas, la lid individual típicamente caballeresca ha quedado sin sentido: la energía nuclear ha dejado anticuada a la espada.
Pero el valor formativo que entrena la lucha ha representado el primer patrimonio del hombre y nadie puede negar que incluso hoy la educación psicológica no puede ignorarlo. Todas las civilizaciones del mundo han conservado de ella los aspectos que consideran positivos. En Occidente, la esgrima, la lucha, el boxeo han desembocado en el deporte; el atletismo, la natación y la equitación no reniegan de sus orígenes militares e incluso los deportes más inocentes, como el tenis de mesa (el popular ping-pong), conservan en su competición huellas y valores del combate.
En Oriente, el medievo guerrero se encuentra más cercano. Las técnicas de combate primitivas no se han transformado de forma tan sutil y la concepción logística conserva características más genuinas y menos alienadas. Las Artes Marciales Japonesas (el llamado Budo) encuentran su forma más elevada en la interpretación que las enlaza con el concepto más antiguo del Bushido, dentro de la tradición zen del budismo mahayana. Pero actualmente, cuando empezamos a descubrir la concepción china, debemos reconocerle una profundidad digna de estudio, de respeto y admiración. Quizá todavía no sepamos en qué medida tal experiencia pueda sernos útil y trasplantarla a nuestro contexto social, pero ciertamente los esfuerzos de quien se dedique a tal empresa no caerán en vacío y valdrán la pena de ser vividos.
<<Kung-fu>> es un término que originariamente no se refería al combate, sino que significaba <<entrenamiento>> o <<disciplina>>; en líneas generales comprende el potenciamiento de todo el ser humano, físico y espiritual. Junto a la técnica de combate, las distintas escuelas de Kung-fu se preocupan por la ética del practicante, su salud, coherencia total e incluso visión cósmica. Haciendo una reseña de los distintos estilos, encontramos que la característica de uno estriba en poner en práctica de una forma viva la filosofía budista o taoísta, otro acentúa mayormente la importancia de la higiene, la salud y los conocimientos sobre medicina empírica y otros enfatizan sobre su ideal de liberar al hombre de la alienación y encaminarlo a una vida basada en principios reales.
El Kung-fu se enlaza indisolublemente con el ideograma que representa al Tao (el mismo que en el Japón se lee como Do), que significa la Vía del hombre de acuerdo con las leyes que rigen a la naturaleza universal.
El vocablo chino que indica el combate a mano desnuda es el Chung-kuo ch'uan (<<puño chino>>) y con él se indica al conjunto de distintas escuelas, calculadas en mas de 300, muchas de las cuales, no obstante, constituyen desviaciones secundarias o versiones comerciales de las principales. Todas estas escuelas conciben esencialmente el combate como una lucha libre de puñetazos y patadas y sólo secundariamente introducen desequilibrios y proyecciones. Las llaves y estrangulaciones son concebidos de manera muy distinta a las escuelas de Jiu-jitsu japonesas (de las que derivan el Judo y el Aikido), aunque tanto una técnica como la otra se basan en golpes y percusiones en puntos claves (del sistema articulatorio o vital) del cuerpo humano. El combate de arma blanca u otros objetos tomados del repertorio agrícola o artesanal se considera como una aplicación del movimiento estudiado a cuerpo libre.
La idea de <<arte marcial>> venía expresada antiguamente por medio de la palabra Wu-wei o más recientemente Wu-shu, todavía muy usadas aunque en este siglo hayan sido oficialmente cambiadas por Kuo-shu (<<artes nacionales>>). En Occidente, para no caer en complicadas explicaciones etimológicas, la escuela china de combate a mano desnuda es conocida simplemente como Kung-fu (que tiene su equivalente en el mandarín Ch'uan-fa y en el japonés Kem-pho), vocablo simple y sugestivo aunque inexacto a la luz de la tradición china. Se utiliza este vocablo porque es actualmente aceptado por la mayor parte de los maestros chinos que viven en Occidente y no es la primera vez que un término chino sufre una transformación de significado por influencia extranjera.
El Kung-fu es la técnica de combate más antigua que ha mantenido su tradición ininterrumpida desde sus orígenes hasta nuestros días. Lo cual no significa que las técnicas de los estilos practicados actualmente sean las mismas que en el período primitivo. Forma y contenido han sufrido numerosas modificaciones sustanciales y han suscitado aportaciones y estudios de muy importantes maestros de distintas épocas, a lo largo de 5000 años. Podemos imaginar al Kung-fu como una enredadera sobre el muro de la evolución humana; del tronco principal van creciendo nuevos brotes que se ramifican en todas direcciones. Algunos de estos retoños se desarrollan en la dirección justa y crecen en extensión y dimensión, otros se desvían y acaban por resecarse y morir.
Pero el sistema en conjunto continúa enlazado al tronco principal, a través del cual pasa la linfa original que es la idea pura y esencial del Kung-fu.
Crónicas antiguas cuentan que Huang-ti, el emperador amarillo, se sirvió del Kung-fu para instruir a su ejército y lo utilizó en una batalla en el año 2675 a.C. Alrededor del año 600 a.C. Lao-tse condensa en el <<Tao-te-king>> la teoría taoísta y el Kung-fu la absorbe, enlazándose a la meditación (posición, respiración y actitud mental), a la medicina (gimnasia, higiene y técnicas de equilibrio) y alquimia (la transformación del hombre de tierra bruta en sustancia preciosa): éste es el período de Wu-wei, en el cual la lucha sin armas es practicada por la aristocracia como una de las artes formativas del guerrero.
En el año 500 d.C. un hindú difunde en China el budismo mahayana. Su nombre es Bodhidarma en sánscrito, P'u-t'i Ta-mo en chino, Daruma en japonés, y el monasterio en que se establece (el de Shaolin en la provincia de Honan, al norte de China) se convierte en el más famoso centro de Kung-fu de toda la historia china. Éste es el período de Wu-shu, en el que el combate se convierte en un arte popular y campesino, no reservado ya a la nobleza taoísta. Al abrigo del budismo el Kung-fu conoce un período de gran difusión, que le llevará a convertirse en protagonista de grandes revueltas campesinas y de las luchas antimanchú de las famosas Sociedades Secretas.
Finalmente, siguiendo el curso de la historia china, viene nuestro siglo, con la Revolución, Mao Tse Tung y la República Popular. El gran líder chino conoce y aprecia el arte marcial, que protege y adapta a su visión sobre la transformación de la sociedad china, conservándolo como <<patrimonio nacional>>. Ésta es la época Kuo-shu.
Basándonos en esta síntesis, podemos subdividir la historia del Kung-fu en las siguientes etapas:

  • período arcaico (hasta Lao Tse, alrededor del año 600 a.C.)
  • período taoísta o período guerrero (de Lao Tse a Ta-mo, desde el 600 a.C. al 500 d.C.)
  • período budista o período popular (desde Ta-mo a los albores de la Segunda Guerra Mundial)
  • período moderno (en la actualidad, difusión del Kung-fu tradicional en el mundo y nueva concepción en la República Popular China).*
(*) Tomado de: Barioli, César. (1989). el Kung-fu. En C. Barioli, el Kung-fu (págs. 7-11). Barcelona: Editorial De Vecchi.



   

No hay comentarios:

Publicar un comentario